martes, 30 de junio de 2009

Cuando digo NO me siento culpable.



La lógica nos dice que nos podemos enfrentar a problemas de cualquier tipo. Dentro de las capacidades que tenemos o creemos tener, consideramos que huir y luchar son maneras de enfrentarnos a nuestros problemas. Los mecanismos defensivos del tipo ira-agresión, miedo-huida y depresión-retirada no son de gran utilidad en nuestro mundo actual. Pocas veces resultan eficaces y raramente alivian. Lo que nos diferencia de los animales es nuestro gran cerebro, y este nos ofrece una gran posibilidad para la resolución de problemas: la palabra.

La interacción con los demás nos plantea problemas. Ante peticiones de otra persona solemos plantearnos lo siguiente: “Cuando digo “No” me siento culpable. pero si digo “Si” iré en contra mía”. Es aquí donde entra en juego la asertividad.

La asertividad por definición es el comportamiento comunicacional maduro en el que la persona ni agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que expresa sus convicciones y defiende sus derechos.

La asertividad es por tanto, una habilidad social que nos permite defender nuestros derechos sin agredir a los demás ni a nosotros mismos. O sea, hacerte valer, decir no cuando es que no y no dejarte pisar.

La asertividad nos ayuda a:

1. Favorecer la confianza en uno mismo y en nuestra manera de comunicarnos.
2. Generar un bienestar emocional.
3. Mejorar nuestra imagen social ya que promueve el respeto de/y a los demás.
4. Mejorar las negociaciones.

Nuestros derechos a ser asertivos constituyen una estructura básica para una participación sana en toda relación personal. Entre ellos podemos encontrar:

El derecho a juzgar nuestro propio comportamiento, nuestros pensamientos y nuestras emociones, y a tomar la responsabilidad de su iniciación y sus consecuencias.
El derecho a no dar razones o excusas para justificar nuestro comportamiento.
El derecho a juzgar si nos incumbe la responsabilidad de encontrar soluciones para los problemas de otras personas.
El derecho a cambiar de parecer.
El derecho a cometer errores… y a ser responsable de ellos.
El derecho a decir: “No lo sé”.
El derecho a ser independientes de la buena voluntad de los demás antes de enfrentarnos con ellos.
El derecho a tomar decisiones ajenas a la lógica.
El derecho a decir: “No lo entiendo”.
El derecho a decir: “No me importa”.


También disponemos de diferentes técnicas para poder ser más y mejor asertivos:

1. Ser persistentes. Una de las cualidades más importantes de ser asertivos consiste en ser persistentes y en repetir una y otra vez lo que queremos, sin enojarnos, irritarnos ni levantar la voz.

2. Describirnos. Revelar información acerca de nosotros mismos; cómo pensamos, sentimos y reaccionamos ante lo que nuestro interlocutor nos dice, permite que la comunicación fluya en ambas direcciones.

3. Gestionar la crítica. Si te critican no niegues la crítica y no contrataques con otra crítica. Al no ofrecer resistencia la otra personas desistirá.

4. Interrogación negativa. “No comprendo. ¿Qué hay de malo en…?” Este tipo de preguntas hacen establecer un diálogo que nos lleve al fondo de la cuestión. Permiten dar una respuesta no defensiva y buscar la verdadera causa que hace a la otra persona criticarnos.

5. Aceptar los errores. “Es cierto. No estuve muy acertado.”. No hay que pensar que los errores son malos, para ello basta con aceptarlos como tales: los errores son errores y nada más.

Fuente:
generación-e.com








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1 comentario:

John Pérez dijo...

Me el artículo me parece: oportuno, veráz y cosnsitente.

Muy acertado.