viernes, 21 de noviembre de 2008

La soledad (por Hector)



La soledad es una experiencia por la que todos deberíamos pasar. Nos recuerda que somos responsables por nuestra vida, nos devuelve nuestro poder personal. 

En la soledad se produce el verdadero encuentro con nosotros mismos, quizás por eso la evitamos tanto.  Cuando nos sentimos solos, es cuando nos obligamos a descubrir lo que tenemos, porque ya nadie viene a ofrecerlo. Y cuando estamos solos y nos sentimos plenos, es quizás cuando finalmente nos damos cuenta lo que tenemos, quienes somos y hacia adónde vamos. Ese es el aprendizaje. 

La soledad llega cuando nos atrevemos a soltar aquello que ya no nos pertenece, que hemos usado de protección o seguridad, tanto emocional, económica o física, y sabemos que estamos listos para asumir responsabilidad por nosotros mismos. Generalmente llega por la ausencia de una persona, pero el vacío con que se manifiesta también puede ocurrir cuando dejamos un trabajo (o nos dejan ir…) o cuando las condiciones de una situación que nos traía seguridad cambian. 

Hay que decir que recibir y aceptar la soledad es de valientes. Si queremos soltar lo que ya no es nuestro, pero no estamos decididos a asumir nuestro propio poder, seguiremos buscando la seguridad en otro, en otra cosa, en otros, en muchas cosas…! 

En la soledad no es necesario sentirse solo, aunque es posible que ocurra cuando no sabemos qué hacer. Sentirnos solos es al aviso de que estamos a punto de descubrirnos, es la hora antes del amanecer. Y cuando estamos a punto de descubrirnos, por temor, renunciamos  a la búsqueda interna y nos perdemos otra vez buscando afuera que alguien o algo llegue a decirnos que hacer. Y nos volvemos a perder. 

Esta semana, les propongo jugar el juego de la soledad. 

Preguntémonos: ¿Qué sería de mi sin esta persona?, ¿Cuán segura seria mi vida sin este trabajo?, ¿Me puedo imaginar decidiendo por mi mismo sin esperar la aprobación de alguien?, ¿Cómo lo paso cuando estoy solo? Sólo por enumerar algunas. Todas nos llevarán a conocer el sabor de la soledad, que primero sabe amargo, pero de a poco va soltando su dulzura. 

Si estamos acompañados pero nos sentimos solos, este el momento de soltar. Si estamos solos y nos sentimos tristes, este el momento de dejar de buscar afuera. Si estamos solos y nos sentimos felices, quizás sea el momento de recordar que también podemos ser felices con alguien. 

Y si estamos felices de todas maneras, es porque hemos pasado el test de la soledad: alguna vez la hemos recibido, la aceptamos, nos hicimos responsables, nos descubrimos, nos aceptamos y dejamos de buscar afuera. Y desde ese momento, todo llegó. 

Los Saluda con Cariño 
 

Gentileza de Karla Yadira



.