domingo, 2 de diciembre de 2007

LA CRITICA PATOLOGICA



El término crítica patológica fue acuñado por el psicólogo Eugene Sagan para describir la negativa voz interior que le ataca y juzga. Todo el mundo tiene una voz interior crítica. Pero las personas con baja autoestima tienden a tener una crítica patológica más viciosa y expresiva.

La crítica le acusa de las cosas que van mal. La crítica le compara con los demás –con sus logros y capacidades- y le encuentra a usted en desventaja. La crítica fija estándares de perfección imposibles y luego le fustiga ante el mínimo error. La crítica mantiene un registro de sus fracasos pero nunca le recuerda sus dones o logros. La crítica tiene un guión que describe cómo debe vivir y le tacha de réprobo y malvado si las necesidades le llevan a violar sus reglas. La crítica le pide que sea el mejor, y si no es el mejor, no es nadie. Le llama cosas –estúpido, incompetente, feo, egoísta, débil- y le hace creer que todo eso es verdad. La crítica lee la mente de sus amigos y le convence a usted de que están aburridos, cansados, desanimados o disgustados por su culpa. La crítica exagera sus debilidades insistiendo en que “usted siempre dice cosas estúpidas”, o “siempre malogra una relación”, o “nunca acaba nada a tiempo”.

La crítica patológica se empeña en socavar permanentemente su valía a todos y cada momento de los días de su vida, y su voz es tan insidiosa, está tan entrelazada en el tejido de su pensamiento que usted nunca advierte su devastador efecto. Los ataques a sí mismo siempre parecen razonables y justicados. La voz interior quejumbrosa y valorativa parece natural, una parte familiar de usted. De hecho, la crítica es una especie de chacal psicológico que, a cada ataque, debilita y deshace cualesquiera buenos sentimientos que albergue usted sobre sí mismo.

Aunque nos refiramos a la crítica en femenino, la crítica no tiene un sexo determinado. Su voz crítica puede parecer la de su madre, su padre, o a su propia voz normal.

Lo primero y más importante que ha de saber su crítica es que por distorsionados y falsos que sean sus ataques, siempre se la cree.

Cuando su crítica dice: “Dios, soy imbécil”, este juicio le parece tan verdadero a usted como la certeza de que esta mañana está cansado, o de que tiene los ojos castaños, o de que no entiende los programas de tratamiento de texto. Parece normal juzgarse a sí mismo porque es muy íntimamente consciente de lo que siente y hace.Pero los ataques de la crítica no forman parte del proceso normal de percepción de lo que siente y hace.

Por ejemplo, cuando usted examina cómo se sintió tras una primera cita, la crítica echa abajo cualesquiera reflexiones normales y razonables, pregonando en voz alta que usted fue un loro inepto, un torpe, una persona nerviosa y postiza, y que su pareja no volverá a verle nunca más. La crítica coge su autoestima y la hace trizas.

Una crítica intensa y voluble es enormemente tóxica. Es más venenosa para su salud psicológica que casi cualquier trauma o pérdida. Eso es porque la aflicción y el dolor se pasan con el tiempo. Pero la crítica está siempre con usted: juzgando, culpando, encontrando errores. Usted no tiene defensa alguna contra ella: “Aquí estás de nuevo –dice- haciendo el idiota”. Y usted automáticamente se siente mal, como un niño al que le han dado un cachete por decir algo inconveniente.

Considere el caso de un entomólogo de 29 años, recientemente doctorado, que solicitaba un puesto en la Facultad. Durante las entrevistas observaba la indumentaria y modales del tribunal y hacía conjeturas sobre el tipo de personas que eran y sobre cómo le respondían. Sopesaba las preguntas buscando la respuesta más adecuada, dado que el tribunal parecía esperar. Y mientras hacía todo eso, también escuchaba un monólogo continuo en el que su crítica le decía: “Eres un fraude, no sabes nada. No vas a engañar a esta gente. Espera a que lean esa mediocre sarta de memeces que llamas “tesis”… Ésa fue una respuesta estúpida. ¿No se te ocurre una broma? ¡Haz algo! Se van a dar cuenta lo aburrido que eres. Aun si consigues el empleo, lo perderás tan pronto como se compruebe tu incompetencia. No vas a engañar a todo el mundo.”

El entomólogo se lo creyó todo. Todo parecía tener sentido. Cómo lo había oído durante años, esa corriente de veneno le parecía normal, razonable, cierta. Durante la entrevista se puso cada vez más rígido, sus respuestas se volvieron cada vez más vagas. Su voz empezó a sonar monótona, empezó a sudar y a tartamudear ligeramente. Estaba escuchando a la crítica, y la crítica le estaba convirtiendo precisamente en todo aquello que él temía.

Otra cosa importante que ha de saber sobre la crítica es que habla en una especie de taquigrafía.Puede exclamar sólo la palabra “perezoso”. Pero estas cuatro sílabas contienen el recuerdo de centenares de veces que su padre se quejó de su pereza. Todo está ahí, y cuando la crítica pronuncia esa palabra usted siente todo el peso de ese disgusto.

En ocasiones, la crítica utiliza imágenes o figuras del pasado para socavar su sensación de valía.Reproduce un momento difícil que usted tuvo con su pareja; saca a relucir una bronca que le echó su jefe, imágenes de una relación frustrada, y escenas de las veces que usted pegó a sus hijos.Una secretaria de juzgado comprobó que su crítica siempre utilizaba la palabra “torpe”. Cuando pensó en ello, constató que “torpe” significaba toda una retahíla de cualidades negativas. Significaba incompetente, no querido, que asume riesgos insensatos, alguien (como su padre) que rehuye los problemas. Cuando su crítica le decía “torpe”, ella creía firmemente que era todas esas cosas.

Una de las cosas extrañas de la crítica es que a menudo parece tener más control de su mente que el que usted tiene. Desencadena de golpe las acusaciones, lanzando un ataque tras otro o recordándole una y otra vez una escena penosa.

Mediante el proceso denominado ENCADENAMIENTO.

- Un fracaso del pasado, que le recuerda otro y otro, en una larga cadena de asociaciones dolorosas. Y cuando usted intente desactivarla , le recuerda otro error, otro rechazo, otra confusión.Aunque la crítica parece tener una voluntad propia, su independencia es en realidad una ilusión. Lo cierto es que usted está acostumbrado a escucharla, acostumbrado a creerla, y no ha aprendido a desconectarla. Sin embargo, con la práctica puede aprender a analizar y refutar lo que dice la crítica. Usted puede resintonizar con ella antes de que tenga la oportunidad de envenenar sus sentimientos de valía personal.


AUTOESTIMA Evaluación y Mejora Autores: Matthew McKay y Patrick Fanning Ediorial Martinez Roca